El origen del banano no está aclarado a día de hoy: se cree que proviene de la región indomalaya. Probablemente, los árabes llevaron el banano a África desde allí ya en el primer siglo antes de Cristo. En Europa, el banano fue documentado por primera vez en 1830: en un invernadero de «Guillermo Cavendish, duque de Devonshire», al norte de Inglaterra, se plantó un banano. La «Musa Cavendishii» floreció 5 años después por primera vez y al año siguiente se recolectaron 100 frutos. Allí comenzó la banana su exitosa expansión por todo el Pacífico, Centroamérica, Sudamérica y las islas Canarias.

La banana no solo es fácil de comer, sino que también es una gran fuente de vitaminas y minerales, como vitamina C, potasio y magnesio. Por eso, la banana es indudablemente una de las frutas favoritas, especialmente para las familias con niños pequeños y los deportistas. En Alemania se consume un promedio de 11,5 kg de bananas por persona al año, lo cual equivale aproximadamente a 90 bananas de tamaño medio.

Solo alrededor del 15 % de la producción mundial de bananas se destina a la exportación. En muchos países, las variedades de la banana son un importante alimento básico. Por ello, el cultivo sostenible de bananas y la protección contra las plagas no solo son importantes para las personas que trabajan en las cadenas de suministro globales, sino que son esenciales para la seguridad alimentaria de la población mundial.